1. Antes de hablar, ya sea para decir, corregir o advertir al otro de algo o para darle una respuesta, tómese su tiempo y no diga nada antes de tener claro que está seguro de lo que quiere decir y de las consecuencias que tendrán sus palabras.
2. Diga lo que tenga que decir, pero con tacto e insistiendo hasta que su interlocutor comprenda del todo el contenido de sus palabras, siempre sosegadas, firmes y afables, nunca hirientes ni que le descalifiquen como persona.
3. Exprésese con claridad, hasta tener la certeza de que no existe la menor posibilidad de que sus palabras sean tergiversadas o mal interpretadas. Para lograrlo, insista varias veces en cuál es la idea central de su mensaje y en su punto clave.
4. Comprenda para que le comprendan, escuche para que le escuchen e interésese porque los demás se sientan cómodos en su compañía.
5. Haga que el otro se sienta una persona valiosa e importante para usted, recordando su nombre, su rostro, su profesión, dónde, cómo y en qué circunstancias le conoció.
6. Demuestre una clara simpatía y entusiasmo por las ideas, deseos y proyectos del otro miembro de la pareja.
7. Escuche con mucha atención curiosidad y agrado, y no tema pedirle a su interlocutor mayor claridad y abundancia de información.
8. Hable con interés de aquello que más entusiasme al otro y comente sus intereses.
9. Nunca pretenda tener “toda” la razón; deje su compañero satisfaga, en parte al menos, su necesidad de tener razón.
10. Recuerde que lo habrá hecho bien en la medida en que haya enriquecido al otro, se haya sentido cómodo en su compañía y en el futuro cuente con un buen amigo.
(Bernabé Tierno)
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